TEMPLO Y CONVENTO DE LA VIRGEN DE LA CONCEPCION
Este templo perteneció a la Orden de la Concepción y fue construido entre 1,623 y 1,641. Abarcaba casi cinco manzanas, por lo que probablemente era uno de los más grandes de la ciudad llegando a albergar a más de 900 personas, entre monjas, criadas, esclavas y alumnas. Fue dañado por el terremoto de 1,717 por lo que se reconstruyó en 1,729, llegando a ser en ese tiempo el convento más rico de Centroamérica. Después vinieron los terremotos de 1751 y 1773 los cuales dejaron más daños de los posibles por reparar, hasta que en 1774 es abandonado. Actualmente sólo se puede apreciar la fachada principal del convento completa y parte de las ruinas de lo que fuera el templo.
El terreno donado por el obispo Francisco Marroquín alrededor de 1563, tuvo como fin principal ser sede de un edificio con aires conventuales. Su templo fue estrenado en 1729, 166 años después de los planes iniciales del Obispo Francisco Marroquín. Según crónicas de la época, se multiplicó el número de las integrantes, alcanzando más de cien y con una reconocida conducta llena de devoción. Notas contemporáneas resaltan siguió creciendo y, según la Gazeta de Goathemala, alcanzó a 103 monjas, 140 pupilas, 700 criadas y 12 beatas.
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