┼ LAS CRUCES ┼

Dentro de las gratas, difíciles o simplemente educativas experiencias de las que se puede ser partícipe en el transcurso de la instrucción universitaria, nos fue presentada no como un ícono cinematográfico, sino como una presentación noble y nostálgica mas bien de la película guatemalteca "Las Cruces" en donde se nos mostró, más que los motivos del conflicto armado interno o sus muchas atrocidades, la perspectiva interior de los que fueron actores directos de esa incertidumbre. Desgracia, dolor y lucha que podemos catalogar como persistente en la actualidad en la memoria de los guatemaltecos.

La persistencia de la violencia en Guatemala es condenable desde todos los puntos de vista. Sin embargo, no es algo extraño dentro del contexto histórico, no es motivo de orgullo para ninguno de nosotros, pero a través de las nuevas generaciones de universitarios esto debería ser una alarma social, un motivo de inspiración y de reacción a manera de encausar nuestras glorias a un aspecto más solidario y porque no, más nacionalista. Un enfoque en el que en vez de mirar atrás y llorar o de empujar hacia los lados y sobrevivir pudiéramos visualizar una Guatemala más humana, más organizada y más feliz.

Esta es una meta que no se debería catalogar como de mediano, corto o mucho menos largo plazo, sino se debiera adoptar como un estilo de vida que pueda empezar desde hoy, no como algo ideológico sino como una medicina pragmática.

Dentro de la historia de la película se puede dilucidar este tipo de personajes solidarios, entregados a la causa, tanto indígenas como revolucionarios. Son personas que destilaban humanismo y su principal bastón era la esperanza que nunca muere, eran y son individuos que no querían vivir en un cementerio sino en una tierra abonada, personajes que conocían el terror cara a cara, pero el amor por la vida, por la patria y la visión fija de una Guatemala sin guerra y más consensuada estaba ahí, vaga pero fija, no conocida pero fantaseada y al finalmente malograda con demasiada sangre. Esta misma sangre chapína que se ha dividido, se ha discriminado, y peor aún se ha enfrentado entre sí desde antes de firmarse la "Independencia" es la que se debe de fundir, simbiotizar y sanar.

Es tiempo Guatemala, ¡¿por qué no!? de dejar de llorar, de descargar las cruces de errores sobre nuestras espaldas, de aprender a perdonar y entrelazar esfuerzos en pro de esta generación y por amor a nuestro hijos y nietos que algún día conocerán lo que hoy estamos exigiendo en estas sencillas palabras escritas.

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